Consejos útiles para madres primerizas

El primer consejo para unos padres que van a estrenarse en la paternidad es asumir desde el principio que ya nada volverá a ser lo mismo. Las circunstancias cambiarán, la pareja evolucionará hasta convertirse en una familia, acabarán por adaptarse a los cambios, pero… asumidlo, la vida cambiará y será para siempre, no habrá marcha atrás. Así que, teniendo eso en cuenta, lo mejor es ir viviendo el día a día, sin prisas y sin agobios.
En dos años más o menos, los padres sienten que su vida es una continua montaña rusa, y además como si tuvieran una persistente resaca. Todo te pilla de nuevo, y la falta de sueño acusa al más pintado, así que no tengas miedo a cambiar horarios o a sacrificar ciertas actividades que antes te parecían imprescindibles por unas horas de descanso, tu cuerpo te lo agradecerá. Y otro consejo más, aunque sea contradictorio: aprende a hacer caso de los menos consejos posibles; si alguien no ha sido padre en los últimos dos años, asiente educadamente a lo que te está diciendo, da media vuelta y actúa como creas que deberías hacerlo.
En general, sólo hay dos cosas que la reciente madre debe tener en cuenta: que tanto el bebé como el resto de la familia estén bien alimentados, y que el lugar donde viven y los accesorios que los rodean estén lo suficientemente aseados. Fuera de esto, no hay horarios ni reglas, y con esto es más que suficiente para poder tener una existencia feliz y saludable. Y por supuesto, la mamá no debe olvidar que no está sola: el hombre debe asumir su papel y hacerse cargo de algunas de las tareas para la crianza de su hijo, y tampoco es un delito pedir ayuda a abuelos, tíos e incluso ayuda externa como puede ser una niñera para ciertos momentos del día.
Una vez que el recién nacido haya cumplido un par de años, son muchas las parejas que se deciden a ir por otro vástago, si es que el primero no les ha dado mucho maltrato, jeje. Para entonces, seguro que ya se han dado cuenta de algo que será muy importante si deciden tener más de un hijo: ningún bebé es igual que otro. Y para el caso, ningún niño, ni adolescente, lo es, así que no vale de nada hacer comparaciones. Lo más importante: no hacer comparaciones odiosas, conocer los puntos fuertes de nuestros hijos y potenciarlos, y tratar de corregir sus errores sin hacerlos sentir que son menos que los demás.